Descripción: La autoprotección es una característica de los software de seguridad que se diseñan para salvaguardar el propio software de seguridad contra desactivaciones no autorizadas, especialmente aquellas provocadas por malware. Esta función actúa como una barrera adicional, asegurando que los mecanismos de defensa del sistema permanezcan activos y operativos, incluso en situaciones donde un software malicioso intenta deshabilitarlos. La autoprotección se activa automáticamente y se integra en el núcleo del software de seguridad, lo que significa que los usuarios no necesitan configurarla manualmente. Su relevancia radica en la creciente sofisticación de las amenazas cibernéticas, donde los atacantes buscan desactivar las herramientas de seguridad para facilitar la infiltración de virus, ransomware y otros tipos de malware. Al mantener el software de seguridad protegido, la autoprotección contribuye a una defensa más robusta del sistema, permitiendo que el software continúe realizando análisis en tiempo real y protegiendo al usuario de posibles intrusiones. Esta función es especialmente crucial en entornos donde la seguridad de los datos es primordial, como en empresas o en dispositivos que manejan información sensible. En resumen, la autoprotección es un componente esencial en la lucha contra el malware, garantizando que las herramientas de defensa permanezcan activas y efectivas frente a las amenazas.