Cierre de Expresión

Descripción: Un cierre de expresión, o simplemente ‘cierre’, es una función que captura y recuerda el contexto de las variables que la rodean en el momento en que se define. Esto significa que, incluso después de que el contexto original haya finalizado, el cierre puede seguir accediendo a esas variables. Esta característica es fundamental en lenguajes de programación como JavaScript, Python y Ruby, donde los cierres permiten crear funciones más flexibles y reutilizables. Los cierres son especialmente útiles en la programación asíncrona y en la creación de funciones de retorno (callbacks), ya que permiten mantener el estado de las variables a lo largo del tiempo. Además, los cierres ayudan a evitar conflictos de nombres de variables y a encapsular datos, lo que contribuye a una mejor organización del código. En resumen, los cierres son una herramienta poderosa que permite a los desarrolladores gestionar el alcance y la persistencia de las variables de manera efectiva, facilitando la creación de código más limpio y modular.

Historia: El concepto de cierre se popularizó en la década de 1970 con el desarrollo de lenguajes de programación funcionales como Lisp. Aunque Lisp ya permitía el uso de funciones anidadas, fue en lenguajes posteriores como Scheme y JavaScript donde los cierres se convirtieron en una característica central. En lenguajes modernos como JavaScript, los cierres se han utilizado ampliamente desde su creación en 1995, permitiendo a los desarrolladores manejar el alcance de las variables de manera más efectiva. A lo largo de los años, la comprensión y el uso de cierres han evolucionado, convirtiéndose en un concepto fundamental en la programación contemporánea.

Usos: Los cierres se utilizan en diversas aplicaciones de programación, especialmente en la creación de funciones de retorno (callbacks) y en la programación asíncrona. Permiten a los desarrolladores mantener el estado de las variables a lo largo del tiempo, lo que es crucial en situaciones donde se requiere que una función recuerde información entre llamadas. También son útiles en la creación de módulos y en la encapsulación de datos, lo que ayuda a evitar conflictos de nombres y a mantener el código más organizado.

Ejemplos: Un ejemplo práctico de cierre es una función que genera contadores. Al definir una función que devuelve otra función, el contador puede recordar su valor anterior cada vez que se llama. Otro ejemplo es el uso de cierres en la programación de eventos, donde una función puede acceder a variables del contexto en el que se definió, incluso después de que ese contexto haya terminado.

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