Descripción: El monitoreo de severidad de incidentes es una práctica esencial en la gestión de incidentes que implica la evaluación sistemática de la gravedad de los problemas que surgen en un entorno operativo. Su objetivo principal es priorizar los esfuerzos de respuesta, asegurando que los recursos se asignen de manera eficiente a los incidentes más críticos. Este proceso no solo ayuda a minimizar el impacto en las operaciones, sino que también permite una comunicación clara y efectiva entre los equipos de respuesta y las partes interesadas. La severidad de un incidente se determina a partir de varios factores, incluyendo el alcance del problema, el número de usuarios afectados, la duración del incidente y las implicaciones para la seguridad y la continuidad del negocio. A través de un enfoque estructurado, las organizaciones pueden clasificar los incidentes en diferentes niveles de severidad, lo que facilita la toma de decisiones informadas y la implementación de soluciones adecuadas. En un mundo cada vez más digital, donde los sistemas y servicios son interdependientes, el monitoreo de severidad de incidentes se ha convertido en una herramienta crítica para garantizar la resiliencia operativa y la satisfacción del cliente.