Descripción: La abeja asesina es un híbrido de la abeja melífera africana (Apis mellifera scutellata) y varias abejas melíferas europeas, conocido por su comportamiento agresivo. Este híbrido fue creado en la década de 1950 en Brasil con el objetivo de aumentar la producción de miel, ya que las abejas africanas son más resistentes y productivas en climas cálidos. Sin embargo, su agresividad se convirtió en un problema significativo, ya que estas abejas tienden a atacar en grupos y pueden ser extremadamente peligrosas para los humanos y los animales. Las abejas asesinas son más rápidas y tienen un instinto de defensa más fuerte que sus contrapartes europeas, lo que las hace temidas en muchas regiones. Su capacidad para perseguir a intrusos a distancias mucho mayores que las abejas comunes ha llevado a su reputación como una de las especies más temidas en el mundo apícola. A pesar de su naturaleza agresiva, estas abejas también desempeñan un papel crucial en la polinización y el ecosistema, lo que plantea un dilema sobre su manejo y control en áreas donde se han establecido.
Historia: La abeja asesina fue criada en 1957 por el apicultor brasileño Warwick E. Kerr, quien introdujo abejas africanas en Brasil con la intención de mejorar la producción de miel. Sin embargo, las abejas africanas se cruzaron con las abejas melíferas europeas, dando lugar a un híbrido que heredó la agresividad de las africanas. Desde su introducción, estas abejas se han expandido por América del Sur y del Norte, causando preocupación por su comportamiento defensivo y su impacto en la apicultura.
Usos: Las abejas asesinas, a pesar de su reputación, se utilizan en la apicultura en ciertas regiones donde su agresividad puede ser manejada. También son objeto de estudio en investigaciones sobre comportamiento animal y genética, ya que su híbrido ofrece información valiosa sobre la adaptación y la evolución de las especies. Además, su capacidad de polinización es aprovechada en cultivos específicos.
Ejemplos: Un ejemplo de la presencia de abejas asesinas se puede observar en el sur de Estados Unidos, donde han invadido áreas que antes eran dominadas por abejas melíferas europeas. En 1990, se reportaron múltiples ataques a humanos en Texas, lo que llevó a campañas de concienciación sobre cómo manejar encuentros con estas abejas. Otro caso notable ocurrió en Brasil, donde su introducción llevó a un aumento en los ataques a personas y animales, lo que generó un debate sobre la seguridad en la apicultura.