Descripción: La Web 3.0 representa la próxima generación de la web, enfocándose en tecnologías descentralizadas y centradas en el usuario. A diferencia de sus predecesoras, la Web 1.0 y la Web 2.0, que se caracterizaban por la lectura y la interacción social respectivamente, la Web 3.0 busca empoderar a los usuarios mediante la propiedad de sus datos y la creación de un entorno digital más transparente y seguro. Esta nueva fase se basa en tecnologías como blockchain, inteligencia artificial y redes descentralizadas, permitiendo a los usuarios interactuar de manera directa y sin intermediarios. La Web 3.0 también promueve la interoperabilidad entre plataformas, facilitando la creación de aplicaciones descentralizadas (dApps) que pueden operar en múltiples entornos sin depender de una única entidad. En este contexto, se espera que los usuarios tengan un mayor control sobre su identidad digital y sus activos, lo que podría transformar la forma en que se realizan las transacciones y se comparte la información en línea. En resumen, la Web 3.0 no solo redefine la estructura de la web, sino que también plantea un cambio significativo en la relación entre los usuarios y la tecnología, fomentando un ecosistema más equitativo y accesible.
Historia: El término ‘Web 3.0’ fue popularizado por el cofundador de la Web, Tim Berners-Lee, en la década de 2000, aunque la idea de una web más semántica y conectada se remonta a los inicios de la web misma. A medida que la tecnología blockchain comenzó a ganar tracción en la década de 2010, el concepto de Web 3.0 se consolidó, especialmente con el auge de las criptomonedas y las aplicaciones descentralizadas. Eventos clave incluyen el lanzamiento de Ethereum en 2015, que permitió la creación de contratos inteligentes y dApps, y la creciente preocupación por la privacidad y la seguridad de los datos en la era digital.
Usos: La Web 3.0 tiene múltiples aplicaciones, incluyendo la creación de plataformas de redes sociales descentralizadas, mercados de NFT (tokens no fungibles) y sistemas de votación en línea que garantizan la transparencia y la seguridad. También se utiliza en la gestión de identidades digitales, donde los usuarios pueden controlar su información personal y decidir cómo y cuándo compartirla. Además, las dApps permiten a los desarrolladores construir aplicaciones que operan sin un servidor central, reduciendo la dependencia de grandes corporaciones.
Ejemplos: Ejemplos de Web 3.0 incluyen plataformas como Ethereum, que permite la creación de contratos inteligentes; OpenSea, un mercado de NFT; y Brave, un navegador que recompensa a los usuarios por ver anuncios. También se pueden mencionar proyectos como Filecoin, que ofrece almacenamiento descentralizado, y Decentraland, un mundo virtual basado en blockchain donde los usuarios pueden comprar y vender terrenos digitales.