Biofármacos

Descripción: Los biofármacos son medicamentos producidos utilizando biotecnología, lo que implica el uso de organismos vivos o sus componentes para desarrollar tratamientos. Estos fármacos se caracterizan por su complejidad estructural y su capacidad para interactuar de manera específica con procesos biológicos. A diferencia de los medicamentos tradicionales, que suelen ser compuestos químicos sintéticos, los biofármacos pueden incluir proteínas, anticuerpos, hormonas y ácidos nucleicos. Su producción generalmente se lleva a cabo en sistemas biológicos, como células de mamíferos, bacterias o levaduras, lo que permite una mayor precisión en la formulación de tratamientos dirigidos. La relevancia de los biofármacos radica en su potencial para tratar enfermedades complejas, como el cáncer, enfermedades autoinmunes y trastornos genéticos, ofreciendo alternativas más efectivas y con menos efectos secundarios en comparación con los tratamientos convencionales. Además, su desarrollo está en constante evolución, impulsado por los avances en la biotecnología y la genética, lo que promete un futuro prometedor en la medicina personalizada y en la mejora de la calidad de vida de los pacientes.

Historia: Los biofármacos comenzaron a desarrollarse en la década de 1980, con la introducción de la insulina recombinante, que fue uno de los primeros biofármacos aprobados para uso clínico. Este avance marcó un hito en la biotecnología médica, ya que permitió la producción de insulina a partir de bacterias modificadas genéticamente, lo que resolvió problemas de escasez y pureza de la insulina extraída de animales. Desde entonces, la industria ha crecido exponencialmente, con la aprobación de numerosos biofármacos, incluyendo anticuerpos monoclonales y terapias génicas, que han transformado el tratamiento de diversas enfermedades.

Usos: Los biofármacos se utilizan principalmente en el tratamiento de enfermedades complejas y crónicas, como el cáncer, la diabetes, enfermedades autoinmunes y trastornos genéticos. También se emplean en la terapia de reemplazo hormonal y en la prevención de enfermedades infecciosas a través de vacunas. Su capacidad para dirigirse a moléculas específicas en el cuerpo humano permite un enfoque más personalizado y efectivo en comparación con los tratamientos tradicionales.

Ejemplos: Ejemplos de biofármacos incluyen la insulina recombinante, utilizada para tratar la diabetes; el trastuzumab, un anticuerpo monoclonal utilizado en el tratamiento del cáncer de mama; y la terapia génica Zolgensma, que trata la atrofia muscular espinal. Estos biofármacos han demostrado ser cruciales en el manejo de enfermedades que antes carecían de tratamientos efectivos.

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