Descripción: La capacidad operativa de una Infraestructura de Clave Pública (PKI) se refiere a su habilidad para llevar a cabo de manera efectiva y eficiente las funciones para las que fue diseñada. Esto incluye la generación, distribución y gestión de claves criptográficas, así como la emisión y validación de certificados digitales. Una PKI robusta debe garantizar la confidencialidad, integridad y autenticidad de la información, permitiendo que las entidades se comuniquen de forma segura en un entorno digital. Las características principales de una PKI incluyen la escalabilidad, la interoperabilidad y la resiliencia, lo que significa que debe ser capaz de adaptarse a un número creciente de usuarios y dispositivos, funcionar con diferentes sistemas y protocolos, y recuperarse rápidamente de fallos o ataques. La capacidad operativa también implica la implementación de políticas de seguridad adecuadas y la formación continua del personal encargado de su gestión. En un mundo cada vez más interconectado, la capacidad operativa de una PKI se vuelve crucial para la confianza en las transacciones electrónicas y la protección de datos sensibles, lo que la convierte en un componente esencial de la infraestructura de seguridad de cualquier organización.
