Descripción: El código malicioso, también conocido como malware, se refiere a cualquier tipo de código diseñado con la intención de causar daño, interrumpir el funcionamiento normal de un sistema informático o robar información. Este tipo de software puede adoptar diversas formas, incluyendo virus, gusanos, troyanos, ransomware y spyware, cada uno con características y objetivos específicos. El malware puede infiltrarse en sistemas a través de correos electrónicos, descargas de software, sitios web comprometidos o dispositivos externos. Su impacto puede variar desde la simple molestia de un sistema lento hasta la pérdida total de datos o el secuestro de información sensible. La detección y eliminación de código malicioso son fundamentales en la ciberseguridad, y se utilizan diversas herramientas y técnicas, como antivirus, antimalware y sistemas de detección de intrusiones (IDS). La prevención y mitigación del malware son esenciales para proteger la integridad, confidencialidad y disponibilidad de los sistemas informáticos, especialmente en un entorno cada vez más conectado y dependiente de la tecnología.
Historia: El concepto de código malicioso se remonta a los primeros días de la informática, con la aparición de los primeros virus informáticos en la década de 1980. Uno de los primeros ejemplos documentados es el virus ‘Elk Cloner’, creado en 1982 por un estudiante de secundaria. A medida que la tecnología avanzaba, también lo hacían las técnicas de creación de malware, dando lugar a una variedad de tipos de amenazas. En la década de 1990, el crecimiento de Internet facilitó la propagación de virus y gusanos, como el famoso ‘ILOVEYOU’ en 2000. Desde entonces, el malware ha evolucionado constantemente, adaptándose a nuevas tecnologías y métodos de ataque.
Usos: El código malicioso se utiliza principalmente para comprometer la seguridad de los sistemas informáticos, robar información confidencial, extorsionar a las víctimas mediante ransomware, o causar interrupciones en el funcionamiento normal de un sistema. También se utiliza en ataques de phishing, donde los atacantes engañan a los usuarios para que descarguen malware disfrazado de software legítimo. Además, el malware puede ser utilizado para crear redes de bots, donde múltiples dispositivos infectados son controlados por un atacante para llevar a cabo ataques coordinados.
Ejemplos: Ejemplos de código malicioso incluyen el virus ‘Melissa’, que se propagó a través de correos electrónicos en 1999, y el ransomware ‘WannaCry’, que afectó a miles de sistemas en 2017, cifrando archivos y exigiendo un rescate. Otro ejemplo es el spyware ‘SpyEye’, que se utilizó para robar información bancaria de los usuarios. Estos casos ilustran la variedad de formas en que el código malicioso puede afectar a individuos y organizaciones.
