Descripción: El control de trabajos es una característica fundamental en muchos sistemas operativos que permite a los usuarios gestionar y supervisar la ejecución de procesos y tareas. Esta funcionalidad se divide en dos modos principales: el modo kernel y el modo usuario. En el modo kernel, el sistema operativo tiene acceso completo a los recursos del hardware y puede ejecutar operaciones críticas que requieren privilegios elevados. Esto incluye la gestión de la memoria, la programación de procesos y la comunicación entre ellos. Por otro lado, el modo usuario es donde se ejecutan las aplicaciones y los programas de los usuarios, limitando su acceso a los recursos del sistema para evitar que un programa malicioso o defectuoso afecte la estabilidad del sistema. El control de trabajos permite a los usuarios iniciar, detener y priorizar tareas, así como monitorizar su estado y rendimiento. Esta separación entre los modos kernel y usuario es esencial para la seguridad y la estabilidad del sistema, ya que asegura que las operaciones críticas se realicen de manera controlada y que los usuarios no puedan interferir directamente con el funcionamiento del sistema operativo.