Descripción: Una CPU virtual (vCPU) es una representación virtualizada de una CPU física que se utiliza en entornos de virtualización. En este contexto, una vCPU permite que múltiples máquinas virtuales (VM) compartan los recursos de una única CPU física, optimizando así el uso del hardware y mejorando la eficiencia del sistema. Cada vCPU actúa como un núcleo de procesamiento que puede ejecutar tareas y procesos, permitiendo que las VMs operen de manera independiente y simultánea. Las vCPUs son gestionadas por un hipervisor, que es el software responsable de crear y administrar las máquinas virtuales. Este hipervisor asigna recursos de la CPU física a las vCPUs según las necesidades de cada VM, lo que permite una flexibilidad y escalabilidad significativas en la infraestructura de TI. Las vCPUs son fundamentales en la computación en la nube y en los centros de datos modernos, donde la virtualización se ha convertido en una práctica estándar para maximizar la utilización de los recursos y reducir costos operativos.
Historia: La virtualización de CPU comenzó a ganar popularidad en la década de 1960 con el desarrollo de sistemas operativos que podían gestionar múltiples tareas. Sin embargo, fue en la década de 2000 cuando la tecnología de virtualización se consolidó con la aparición de hipervisores que permitieron la creación de vCPUs. Estos avances facilitaron la adopción de la virtualización en empresas, permitiendo un uso más eficiente de los recursos de hardware.
Usos: Las vCPUs se utilizan principalmente en entornos de virtualización para ejecutar múltiples máquinas virtuales en un solo servidor físico. Esto permite a las organizaciones optimizar el uso de sus recursos de hardware, reducir costos y mejorar la escalabilidad de sus infraestructuras de TI. También son esenciales en la computación en la nube, donde los proveedores de servicios pueden ofrecer recursos de procesamiento a demanda.
Ejemplos: Un ejemplo de uso de vCPUs es en un entorno de nube pública donde los usuarios pueden aprovisionar instancias de máquinas virtuales con un número específico de vCPUs según sus necesidades. Otro ejemplo es en un centro de datos que utiliza soluciones de virtualización para gestionar múltiples VMs, cada una con su propia vCPU asignada.