Descripción: La deriva genética es un fenómeno evolutivo que se refiere al cambio en la frecuencia de una variante genética en una población debido a muestreo aleatorio. Este proceso puede tener un impacto significativo en la evolución de las especies, especialmente en poblaciones pequeñas, donde las fluctuaciones aleatorias pueden llevar a la fijación o pérdida de alelos. A diferencia de la selección natural, que favorece ciertos rasgos adaptativos, la deriva genética ocurre sin una dirección específica y puede resultar en la acumulación de variaciones genéticas que no necesariamente confieren ventajas adaptativas. La deriva genética puede ser influenciada por eventos como cuellos de botella poblacionales, donde una reducción drástica en el tamaño de la población limita la diversidad genética, o el efecto fundador, que ocurre cuando un pequeño grupo de individuos establece una nueva población. Este fenómeno es crucial para entender la variabilidad genética y la evolución de las especies, ya que puede contribuir a la diferenciación entre poblaciones y a la formación de nuevas especies a lo largo del tiempo.
Historia: La noción de deriva genética fue formalizada en la década de 1930 por el genetista Sewall Wright, quien introdujo el concepto en el contexto de la teoría de la genética de poblaciones. Wright, junto con otros científicos como Ronald Fisher y J.B.S. Haldane, desarrolló modelos matemáticos que integraban la genética mendeliana con la teoría de la evolución, sentando las bases de la síntesis moderna de la biología evolutiva. A lo largo de los años, la importancia de la deriva genética ha sido objeto de numerosos estudios, especialmente en el contexto de poblaciones pequeñas y aisladas.
Usos: La deriva genética se utiliza en estudios de genética de poblaciones para entender cómo las frecuencias alélicas cambian a lo largo del tiempo en diferentes poblaciones. También es relevante en la conservación de especies, ya que ayuda a identificar poblaciones en riesgo de pérdida de diversidad genética. Además, se aplica en la investigación sobre enfermedades genéticas, donde la deriva puede influir en la prevalencia de ciertos alelos en poblaciones específicas.
Ejemplos: Un ejemplo de deriva genética se puede observar en las poblaciones de islas, donde un pequeño número de individuos puede establecer una nueva población, llevando a una frecuencia de alelos que difiere significativamente de la población original. Otro caso es el de las poblaciones de guepardos en África, que han experimentado un cuello de botella poblacional, resultando en una baja diversidad genética y una alta incidencia de enfermedades genéticas.