Descripción: Un dispositivo de magnetoencefalografía (MEG) es un equipo diseñado para medir los campos magnéticos generados por la actividad neural en el cerebro. Esta tecnología se basa en el principio de que las neuronas, al activarse, producen corrientes eléctricas que, a su vez, generan campos magnéticos. Los dispositivos de MEG son altamente sensibles y permiten la detección de estos campos magnéticos con gran precisión, lo que los convierte en herramientas valiosas para la investigación neurológica y clínica. A diferencia de otras técnicas de imagen cerebral, como la resonancia magnética funcional (fMRI), la MEG ofrece una resolución temporal excepcional, permitiendo a los investigadores observar la actividad cerebral en milisegundos. Su diseño facilita su uso en entornos clínicos y de investigación, lo que amplía su accesibilidad y aplicación. La capacidad de realizar mediciones no invasivas y en tiempo real hace que los dispositivos de MEG sean esenciales para comprender la dinámica del cerebro humano y sus funciones. En resumen, los dispositivos de magnetoencefalografía representan un avance significativo en la neurociencia, proporcionando información crucial sobre la actividad cerebral y su relación con diversas funciones cognitivas y trastornos neurológicos.
Historia: La magnetoencefalografía fue desarrollada en la década de 1970, con los primeros experimentos realizados por el físico japonés David Cohen, quien logró registrar los campos magnéticos generados por la actividad cerebral. Desde entonces, la tecnología ha evolucionado significativamente, mejorando la sensibilidad y la resolución de los dispositivos. En 1980, se establecieron los primeros sistemas comerciales de MEG, lo que permitió su uso en entornos clínicos y de investigación. A lo largo de los años, la MEG ha sido utilizada para estudiar diversas condiciones neurológicas, así como para investigar la función cerebral en tareas cognitivas específicas.
Usos: Los dispositivos de magnetoencefalografía se utilizan principalmente en la investigación neurológica y en la práctica clínica. En el ámbito clínico, son empleados para localizar áreas del cerebro responsables de funciones específicas antes de realizar cirugías, así como para diagnosticar trastornos neurológicos como la epilepsia. En la investigación, la MEG se utiliza para estudiar la dinámica cerebral durante tareas cognitivas, explorando cómo el cerebro procesa información, toma decisiones y responde a estímulos externos.
Ejemplos: Un ejemplo del uso de dispositivos de MEG es en la planificación quirúrgica para pacientes con epilepsia, donde se localizan las áreas del cerebro que generan convulsiones. Otro caso práctico es el estudio de la percepción visual, donde se ha utilizado MEG para observar cómo el cerebro responde a diferentes estímulos visuales en tiempo real.
