Descripción: Un espía troyano es un tipo de malware diseñado específicamente para infiltrarse en un sistema informático con el objetivo de robar información sensible. A menudo se presenta como un software legítimo o se oculta dentro de aplicaciones aparentemente inofensivas, engañando a los usuarios para que lo instalen. Una vez dentro del sistema, el espía troyano puede registrar pulsaciones de teclas, capturar pantallas, acceder a archivos y enviar datos a un servidor controlado por el atacante. Este tipo de malware es particularmente peligroso porque opera en silencio, lo que permite a los atacantes obtener información confidencial sin que el usuario se dé cuenta. La detección de espías troyanos puede ser complicada, ya que a menudo utilizan técnicas de ofuscación para evitar ser identificados por software antivirus. La protección contra estos tipos de amenazas requiere una combinación de software de seguridad robusto, prácticas de navegación seguras y educación del usuario sobre los riesgos asociados con la descarga de software de fuentes no confiables.
Historia: El término ‘troyano’ proviene de la famosa historia del Caballo de Troya, donde los griegos engañaron a los troyanos para que aceptaran un objeto que contenía guerreros ocultos. En el ámbito de la informática, los primeros troyanos aparecieron en la década de 1980, pero fue en los años 90 cuando se popularizaron con el auge de Internet. Uno de los primeros ejemplos notables fue el troyano ‘Back Orifice’, lanzado en 1998, que permitía a los atacantes tomar control remoto de un sistema. Desde entonces, los espías troyanos han evolucionado, volviéndose más sofisticados y difíciles de detectar.
Usos: Los espías troyanos se utilizan principalmente para robar información personal y confidencial, como credenciales de inicio de sesión, datos bancarios y otra información sensible. También pueden ser utilizados para espiar a los usuarios, monitoreando sus actividades en línea y recopilando datos sobre sus hábitos de navegación. En algunos casos, los atacantes utilizan espías troyanos para instalar otros tipos de malware en el sistema comprometido, ampliando así su control sobre el dispositivo.
Ejemplos: Un ejemplo notable de un espía troyano es el ‘Zeus’, que ha sido utilizado para robar información bancaria y credenciales de acceso. Otro caso es el ‘SpyEye’, que combina funcionalidades de robo de información con capacidades de botnet. Estos troyanos han causado pérdidas significativas a individuos y empresas debido a la información que han logrado extraer.