Descripción: La forense es la aplicación de métodos y técnicas científicas para investigar crímenes y analizar evidencia. En el contexto de la ciberseguridad, la forense digital se centra en la recuperación, análisis y presentación de datos que han sido comprometidos o manipulados en entornos digitales. Esto incluye la recopilación de información de dispositivos electrónicos, redes y sistemas, con el objetivo de identificar, preservar y presentar evidencia que pueda ser utilizada en procedimientos legales. La forense digital es crucial para entender cómo ocurrió un incidente de seguridad, qué datos fueron afectados y quiénes fueron los responsables. Además, se integra con otras disciplinas como la ciberinteligencia y la gestión de incidentes, permitiendo a las organizaciones mejorar su postura de seguridad y cumplir con regulaciones tecnológicas. La capacidad de realizar análisis forenses efectivos es esencial para la prevención de pérdida de datos y la orquestación de seguridad, ya que permite a las empresas responder de manera proactiva a las amenazas y vulnerabilidades en sus sistemas.
Historia: La forense digital comenzó a tomar forma en la década de 1980 con el auge de la computación personal y el uso de computadoras en actividades delictivas. Uno de los hitos importantes fue el caso de la computadora de un criminal en 1984, donde se utilizó la recuperación de datos para obtener evidencia. A medida que la tecnología avanzaba, también lo hacían las técnicas forenses, incorporando herramientas más sofisticadas para el análisis de datos. En 1999, el término ‘forense digital’ se popularizó, y desde entonces, se han desarrollado estándares y mejores prácticas para la disciplina, incluyendo la creación de organizaciones como la Asociación Internacional de Forenses Digitales (ADF).
Usos: La forense digital se utiliza en diversas aplicaciones, incluyendo la investigación de delitos cibernéticos, la recuperación de datos perdidos, la verificación de la integridad de la información y la recopilación de evidencia para litigios. También es fundamental en la respuesta a incidentes de seguridad, donde se requiere un análisis detallado para entender el alcance de un ataque y mitigar futuros riesgos. Además, se aplica en auditorías de seguridad y en la evaluación de la efectividad de las medidas de protección implementadas por las organizaciones.
Ejemplos: Un ejemplo notable de forense digital es la investigación del ataque de ransomware WannaCry en 2017, donde los expertos analizaron los sistemas afectados para determinar cómo se propagó el malware y qué datos fueron comprometidos. Otro caso es el análisis forense realizado tras el hackeo de la empresa Equifax en 2017, donde se examinaron las vulnerabilidades que permitieron el acceso no autorizado a datos sensibles de millones de personas.