Gestión de la Continuidad

Descripción: La Gestión de la Continuidad se refiere al proceso sistemático de asegurar que las operaciones de un negocio, especialmente en el ámbito de los servicios de tecnología de la información (TI), puedan continuar o recuperarse rápidamente ante interrupciones o desastres. Este enfoque implica la identificación de riesgos potenciales, la planificación de respuestas adecuadas y la implementación de estrategias que minimicen el impacto de eventos adversos. Las características principales de la Gestión de la Continuidad incluyen la evaluación de riesgos, la elaboración de planes de contingencia, la formación del personal y la realización de pruebas periódicas para garantizar la efectividad de los planes. La relevancia de esta gestión radica en su capacidad para proteger los activos críticos de una organización, mantener la confianza de los clientes y asegurar la estabilidad financiera. En un mundo cada vez más dependiente de la tecnología, la Gestión de la Continuidad se convierte en un componente esencial para la resiliencia organizacional, permitiendo a las empresas adaptarse y recuperarse de situaciones inesperadas, como desastres naturales, ciberataques o fallos técnicos.

Historia: La Gestión de la Continuidad tiene sus raíces en la planificación de emergencias y la gestión de crisis, que se desarrollaron a mediados del siglo XX. Sin embargo, el término ‘Gestión de la Continuidad del Negocio’ comenzó a ganar popularidad en la década de 1990, especialmente después de eventos significativos como el huracán Andrew en 1992 y los ataques del 11 de septiembre de 2001, que pusieron de manifiesto la necesidad de tener planes robustos para garantizar la continuidad operativa. A partir de entonces, diversas normativas y estándares, como la norma ISO 22301, han sido desarrollados para guiar a las organizaciones en la implementación de prácticas efectivas de gestión de la continuidad.

Usos: La Gestión de la Continuidad se utiliza en diversas industrias para garantizar que las operaciones críticas puedan continuar durante y después de un evento disruptivo. Se aplica en sectores como la banca, la salud, la manufactura y los servicios públicos, donde la interrupción de servicios puede tener consecuencias graves. Las organizaciones utilizan esta gestión para desarrollar planes de respuesta ante desastres, realizar simulacros de recuperación y establecer protocolos de comunicación en crisis.

Ejemplos: Un ejemplo de Gestión de la Continuidad es el plan implementado por una institución financiera que, tras un ciberataque, logró restaurar sus servicios en menos de 24 horas gracias a un plan de recuperación bien estructurado. Otro caso es el de un hospital que, tras un desastre natural, utilizó su plan de continuidad para garantizar la atención médica a los pacientes y la operación de servicios esenciales.

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