Descripción: Un gestor de virtualización KVM (Kernel-based Virtual Machine) es una herramienta que permite a los administradores de sistemas gestionar máquinas virtuales (VM) que se ejecutan en un entorno KVM. KVM es una tecnología de virtualización integrada en el núcleo de Linux, que convierte el sistema operativo en un hipervisor. El gestor proporciona una interfaz de usuario intuitiva que facilita la creación, configuración y supervisión de las VMs, permitiendo a los usuarios asignar recursos como CPU, memoria y almacenamiento de manera eficiente. Además, ofrece funcionalidades avanzadas como la migración en vivo, que permite mover VMs de un host a otro sin tiempo de inactividad, y la gestión de redes virtuales, que facilita la comunicación entre las VMs y el mundo exterior. Este tipo de gestor es esencial en entornos de servidores donde se requiere alta disponibilidad y escalabilidad, ya que permite optimizar el uso de recursos físicos y mejorar la flexibilidad en la implementación de aplicaciones. En resumen, un gestor de virtualización KVM es una herramienta clave para la administración de infraestructuras virtualizadas, proporcionando control y eficiencia en la gestión de recursos computacionales.
Historia: KVM fue introducido en 2006 por Qumranet, una empresa que fue adquirida por Red Hat en 2008. Desde su integración en el núcleo de Linux, KVM ha evolucionado significativamente, convirtiéndose en una de las soluciones de virtualización más populares en entornos de servidores. Su desarrollo ha estado impulsado por la necesidad de soluciones de virtualización eficientes y escalables, especialmente en el contexto de la creciente adopción de la computación en la nube.
Usos: KVM se utiliza principalmente en entornos de servidores para ejecutar múltiples sistemas operativos en una sola máquina física, lo que permite una mejor utilización de los recursos. También se emplea en la computación en la nube, donde se requiere la creación y gestión de instancias virtuales de manera dinámica. Además, es común en laboratorios de desarrollo y pruebas, donde los desarrolladores pueden crear entornos aislados para probar aplicaciones sin afectar el sistema operativo principal.
Ejemplos: Un ejemplo práctico del uso de KVM es en un centro de datos donde se ejecutan múltiples aplicaciones en diferentes VMs, cada una con su propio sistema operativo y configuraciones. Esto permite a las empresas escalar sus operaciones de manera eficiente. Otro caso es el uso de KVM en plataformas de nube como OpenStack, donde se gestionan recursos virtuales para ofrecer servicios a los clientes.