Descripción: La identidad distribuida es un enfoque de gestión de identidad donde la información de identidad se almacena en múltiples sistemas, en lugar de depender de un único repositorio centralizado. Este modelo permite a los usuarios tener un mayor control sobre sus datos personales, ya que pueden gestionar y compartir su información de manera más flexible y segura. En lugar de que una entidad central, como una empresa o una institución, controle todos los aspectos de la identidad de un individuo, la identidad distribuida permite que los datos sean almacenados y gestionados en diferentes plataformas, lo que reduce el riesgo de violaciones de seguridad y el uso indebido de la información. Las características principales de este enfoque incluyen la descentralización, la interoperabilidad y la privacidad. La identidad distribuida se basa en tecnologías como blockchain y sistemas de gestión de identidades auto-soberanas, que permiten a los usuarios verificar su identidad sin necesidad de intermediarios. Este modelo es especialmente relevante en un mundo digital donde la protección de la privacidad y la seguridad de los datos son preocupaciones crecientes. A medida que las organizaciones buscan formas más seguras y eficientes de gestionar la identidad, la identidad distribuida se presenta como una solución innovadora que puede transformar la forma en que interactuamos en línea.
Historia: El concepto de identidad distribuida ha evolucionado con el auge de la tecnología blockchain en la última década. Aunque la idea de gestionar identidades de manera descentralizada ha existido en diversas formas, fue en 2015 cuando se popularizó con la introducción de la tecnología blockchain y el concepto de identidades auto-soberanas. Proyectos como Sovrin y uPort comenzaron a explorar cómo la tecnología podría permitir a los usuarios tener control total sobre su información personal, marcando un cambio significativo en la gestión de identidades digitales.
Usos: La identidad distribuida se utiliza principalmente en la gestión de identidades digitales, permitiendo a los usuarios controlar su información personal y compartirla de manera segura. Se aplica en sectores como la banca, donde los clientes pueden verificar su identidad sin necesidad de documentos físicos, y en el ámbito de la salud, donde los pacientes pueden gestionar su información médica de forma segura. También se utiliza en plataformas de redes sociales y servicios en línea, donde los usuarios pueden autenticar su identidad sin depender de contraseñas centralizadas.
Ejemplos: Un ejemplo de identidad distribuida es el uso de sistemas de gestión de identidades auto-soberanas como Sovrin, que permite a los usuarios crear y gestionar sus credenciales digitales de manera segura. Otro ejemplo es el uso de blockchain en la verificación de identidades en el sector financiero, donde las instituciones pueden validar la identidad de un cliente sin almacenar datos sensibles en un solo lugar. Además, plataformas como uPort permiten a los usuarios controlar su información personal y compartirla con terceros de manera segura.
