Descripción: La iguana de las Galápagos es una especie nativa de las Islas Galápagos, conocida por sus adaptaciones únicas que le permiten sobrevivir en un entorno insular. Este reptil, que puede alcanzar hasta 1.5 metros de longitud, se distingue por su piel oscura y escamosa, así como por su capacidad para nadar, lo que es inusual entre las iguanas. A diferencia de otras especies de iguanas que son principalmente terrestres, la iguana de las Galápagos es semiacuática y se alimenta de algas marinas, lo que la convierte en un ejemplo fascinante de adaptación evolutiva. Su dieta y comportamiento la han llevado a desarrollar características como un cuerpo más hidrodinámico y patas fuertes que le permiten moverse con agilidad tanto en tierra como en el agua. Además, su capacidad para regular la temperatura corporal mediante la exposición al sol o la inmersión en agua fría es crucial para su supervivencia en el clima variable de las islas. Este reptil no solo es un símbolo de la biodiversidad de Galápagos, sino que también juega un papel importante en el ecosistema local, contribuyendo a la salud de los hábitats marinos y terrestres. La iguana de las Galápagos es un claro ejemplo de cómo la evolución puede dar lugar a adaptaciones sorprendentes en respuesta a condiciones ambientales específicas.
Historia: La iguana de las Galápagos ha existido durante millones de años, evolucionando en aislamiento en las islas volcánicas del archipiélago. Su historia está intrínsecamente ligada a la teoría de la evolución de Charles Darwin, quien observó estas iguanas durante su viaje en el HMS Beagle en 1835. Estas observaciones fueron fundamentales para el desarrollo de su teoría sobre la selección natural.