Descripción: El monitoreo de escalabilidad se refiere al seguimiento de la capacidad de un sistema para manejar el crecimiento, ya sea en términos de usuarios, transacciones o datos. Este proceso es crucial para garantizar que las aplicaciones y servicios puedan adaptarse a la demanda creciente sin comprometer el rendimiento. La escalabilidad puede ser vertical, donde se mejora la capacidad de un solo servidor, o horizontal, donde se añaden más servidores al sistema. Un monitoreo efectivo implica la recopilación de métricas clave, como el uso de CPU, la memoria, el tiempo de respuesta y el rendimiento de la red, permitiendo a los administradores identificar cuellos de botella y planificar la expansión de recursos. La importancia del monitoreo de escalabilidad radica en su capacidad para prevenir fallos en el sistema y garantizar una experiencia de usuario fluida, especialmente en entornos de alta disponibilidad. Además, permite a las organizaciones optimizar costos al escalar solo cuando es necesario, en lugar de sobredimensionar sus infraestructuras desde el principio. En un mundo donde las aplicaciones deben ser capaces de adaptarse rápidamente a las fluctuaciones de la demanda, el monitoreo de escalabilidad se convierte en una herramienta esencial para la gestión de sistemas modernos.
