Descripción: Las pruebas de rendimiento de aplicaciones son un conjunto de técnicas y metodologías diseñadas para evaluar cómo se comporta una aplicación bajo diversas condiciones de carga. Estas pruebas son fundamentales para garantizar que una aplicación pueda manejar el volumen de usuarios y transacciones esperados sin degradar su rendimiento. Se centran en medir aspectos como la velocidad, la capacidad de respuesta y la estabilidad de la aplicación, lo que permite identificar cuellos de botella y áreas de mejora. Las pruebas de rendimiento pueden incluir pruebas de carga, pruebas de estrés, pruebas de volumen y pruebas de resistencia, cada una con un enfoque específico para simular diferentes escenarios de uso. La importancia de estas pruebas radica en su capacidad para prevenir fallos en producción, mejorar la experiencia del usuario y optimizar el uso de recursos. En un entorno donde las aplicaciones son cada vez más complejas y se espera que funcionen de manera eficiente en diversas plataformas y dispositivos, las pruebas de rendimiento se han convertido en un componente esencial del ciclo de vida del desarrollo de software, especialmente en el contexto del desarrollo guiado por pruebas (TDD). Este enfoque asegura que las pruebas de rendimiento se integren desde las primeras etapas del desarrollo, permitiendo a los equipos detectar y resolver problemas antes de que se conviertan en obstáculos significativos.