Descripción: La recolección de evidencia lógica es el proceso de recopilar información digital de dispositivos electrónicos, como computadoras, teléfonos móviles y servidores, que puede ser utilizada en investigaciones forenses. A diferencia de la evidencia física, que se refiere a objetos tangibles, la evidencia lógica se centra en datos y archivos que residen en el entorno digital. Este tipo de evidencia puede incluir correos electrónicos, registros de actividad, archivos de texto, imágenes y otros datos almacenados en dispositivos. La recolección de evidencia lógica es crucial en el ámbito forense digital, ya que permite a los investigadores reconstruir eventos, identificar patrones de comportamiento y establecer conexiones entre diferentes elementos de un caso. Para llevar a cabo este proceso, se utilizan herramientas y técnicas especializadas que garantizan la integridad y autenticidad de los datos recopilados, evitando cualquier alteración que pueda comprometer su validez en un contexto legal. La recolección de evidencia lógica no solo es fundamental en investigaciones criminales, sino que también se aplica en casos de fraude, violaciones de políticas corporativas y disputas legales, donde la información digital puede ser determinante para resolver el conflicto.
Historia: La recolección de evidencia lógica comenzó a tomar forma en la década de 1980 con el auge de la computación personal y el uso de dispositivos digitales en la vida cotidiana. A medida que la tecnología avanzaba, también lo hacían las técnicas de recolección de datos. En 1984, el término ‘forense digital’ fue acuñado por primera vez por el Dr. Eoghan Casey, quien destacó la importancia de la recolección y análisis de datos digitales en investigaciones legales. Desde entonces, la disciplina ha evolucionado significativamente, incorporando nuevas herramientas y metodologías para adaptarse a los cambios en la tecnología y las amenazas cibernéticas.
Usos: La recolección de evidencia lógica se utiliza principalmente en investigaciones criminales, donde se busca establecer la culpabilidad o inocencia de un sospechoso a través de datos digitales. También se aplica en casos de fraude financiero, donde se analizan transacciones electrónicas y registros de actividad. Además, es útil en disputas legales relacionadas con la propiedad intelectual, donde se necesita demostrar el uso no autorizado de información protegida. En el ámbito corporativo, se utiliza para investigar violaciones de políticas internas y conductas inapropiadas por parte de empleados.
Ejemplos: Un ejemplo de recolección de evidencia lógica es el análisis de un disco duro de una computadora en un caso de fraude, donde se buscan correos electrónicos y documentos que puedan demostrar la actividad delictiva. Otro caso podría ser la recuperación de mensajes de texto y registros de llamadas de un teléfono móvil en una investigación de acoso. En el ámbito corporativo, se puede realizar una auditoría digital para investigar el uso indebido de información confidencial por parte de un empleado.