Descripción: Las redes de sensores inalámbricos consisten en sensores autónomos distribuidos espacialmente que monitorean condiciones físicas o ambientales. Estos sensores son capaces de recopilar datos sobre diversas variables, como temperatura, humedad, presión, luz y movimiento, y transmiten esta información a través de una red inalámbrica a un sistema central para su análisis. La característica más destacada de estas redes es su capacidad para operar sin necesidad de cables, lo que permite una instalación flexible y una fácil adaptación a diferentes entornos. Además, suelen ser de bajo consumo energético, lo que les permite funcionar durante largos períodos con baterías. La inferencia en el borde se refiere a la capacidad de procesar datos y tomar decisiones en el mismo lugar donde se generan, en lugar de enviar toda la información a un servidor central. Esto reduce la latencia y el uso del ancho de banda, permitiendo respuestas más rápidas y eficientes. Las redes de sensores inalámbricos son fundamentales en aplicaciones donde la inmediatez y la eficiencia son cruciales, como en la monitorización ambiental, la agricultura de precisión y la gestión de ciudades inteligentes.
Historia: Las redes de sensores inalámbricos comenzaron a desarrollarse en la década de 1960, pero su evolución significativa se produjo en la década de 1990 con el avance de la tecnología de microelectrónica y la proliferación de dispositivos de comunicación inalámbrica. En 1999, el término ‘redes de sensores inalámbricos’ fue popularizado por el proyecto de investigación de la Universidad de Berkeley, que sentó las bases para el desarrollo de tecnologías de sensores más avanzadas. Desde entonces, han surgido numerosos protocolos y estándares para mejorar la interoperabilidad y la eficiencia de estas redes.
Usos: Las redes de sensores inalámbricos se utilizan en una variedad de aplicaciones, incluyendo la monitorización ambiental, la agricultura de precisión, la gestión de recursos hídricos, la salud y el bienestar, y la seguridad. En el ámbito ambiental, se utilizan para rastrear cambios en la calidad del aire y del agua. En la agricultura, permiten a los agricultores monitorear las condiciones del suelo y el clima para optimizar el riego y la fertilización. En el sector de la salud, se emplean para el seguimiento de pacientes y la monitorización de condiciones médicas.
Ejemplos: Un ejemplo de red de sensores inalámbricos es el sistema de monitoreo de calidad del aire en ciudades, donde se instalan sensores en diferentes puntos para medir contaminantes y proporcionar datos en tiempo real a las autoridades. Otro ejemplo es el uso de sensores en la agricultura de precisión, donde se utilizan para medir la humedad del suelo y optimizar el riego. También se utilizan en sistemas de seguridad para detectar movimientos o intrusiones en áreas sensibles.