Descripción: El registro de teclas, conocido en inglés como ‘keylogging’, se refiere al acto de registrar las teclas presionadas en un teclado. Este proceso puede ser realizado por software o hardware diseñado específicamente para capturar la entrada del usuario. Los keyloggers pueden ser utilizados para diversos fines, desde la monitorización de la actividad del usuario en un entorno corporativo hasta la recopilación de información sensible, como contraseñas y datos personales. La tecnología detrás del registro de teclas puede variar, incluyendo desde aplicaciones que se ejecutan en segundo plano en distintos sistemas operativos hasta dispositivos físicos que se conectan entre el teclado y la computadora. La relevancia del registro de teclas radica en su capacidad para proporcionar información detallada sobre el comportamiento del usuario, lo que puede ser útil para la seguridad informática, la investigación de fraudes o el análisis de la experiencia del usuario. Sin embargo, también plantea serias preocupaciones sobre la privacidad y la ética, ya que su uso puede ser considerado invasivo y, en muchos casos, ilegal sin el consentimiento del usuario.
Historia: El concepto de registro de teclas se remonta a los primeros días de la computación, cuando los sistemas comenzaron a utilizar teclados como medio de entrada. A finales de la década de 1980 y principios de la de 1990, con el auge de la informática personal, surgieron los primeros programas de keylogging. Sin embargo, fue en la década de 2000 cuando el uso de keyloggers se popularizó, especialmente en el contexto de la ciberseguridad y el espionaje. A medida que la tecnología avanzaba, también lo hacían las técnicas de keylogging, volviéndose más sofisticadas y difíciles de detectar.
Usos: Los keyloggers se utilizan principalmente en el ámbito de la ciberseguridad para detectar y prevenir fraudes, así como para monitorear el uso de dispositivos en entornos corporativos. También son empleados por investigadores de seguridad para analizar vulnerabilidades en sistemas y aplicaciones. Sin embargo, su uso también se ha extendido a actividades maliciosas, como el robo de información personal y contraseñas.
Ejemplos: Un ejemplo de uso legítimo de un keylogger es en una empresa que implementa software de monitoreo para asegurar que los empleados no accedan a información sensible o realicen actividades no autorizadas. Por otro lado, un uso malicioso sería un hacker que instala un keylogger en la computadora de una víctima para robar sus credenciales bancarias.