Descripción: La resiliencia infraestructural se refiere a la capacidad de la infraestructura de computación en el borde para resistir y recuperarse de interrupciones, garantizando la continuidad del servicio y la integridad de los datos. En un mundo cada vez más interconectado, donde las aplicaciones y servicios dependen de una infraestructura robusta, la resiliencia se convierte en un aspecto crítico. Esta capacidad implica no solo la tolerancia a fallos, sino también la habilidad de adaptarse a cambios y recuperarse rápidamente de eventos adversos, como desastres naturales, ciberataques o fallos técnicos. La virtualización de funciones de red (NFV) y el edge computing son dos tecnologías que juegan un papel fundamental en la mejora de la resiliencia infraestructural. NFV permite la implementación de funciones de red en entornos virtualizados, lo que facilita la escalabilidad y la flexibilidad, mientras que el edge computing acerca el procesamiento de datos a la fuente, reduciendo la latencia y mejorando la eficiencia. Juntas, estas tecnologías permiten crear infraestructuras más ágiles y resistentes, capaces de adaptarse a las demandas cambiantes del entorno digital y de mantener la operatividad incluso en situaciones críticas.
