Descripción: La seguridad basada en ubicación utiliza la ubicación geográfica de un usuario o dispositivo para hacer cumplir las políticas de seguridad. Este enfoque permite a las organizaciones implementar controles de acceso más granulares y específicos, adaptando las medidas de seguridad según el contexto geográfico. Por ejemplo, se pueden restringir ciertos accesos a datos sensibles si un usuario intenta acceder a ellos desde una ubicación no autorizada. Esta estrategia no solo mejora la protección de la información, sino que también ayuda a mitigar riesgos asociados con el acceso no autorizado. La seguridad basada en ubicación se integra frecuentemente con tecnologías como GPS, Wi-Fi y redes móviles, permitiendo una identificación precisa de la ubicación del usuario o dispositivo. Además, se puede combinar con otros métodos de autenticación, como la biometría o la autenticación de múltiples factores, para crear un enfoque de seguridad más robusto. En un mundo cada vez más interconectado, donde los dispositivos móviles y el Internet de las Cosas (IoT) son omnipresentes, la seguridad basada en ubicación se ha vuelto esencial para proteger datos y sistemas críticos, garantizando que solo los usuarios autorizados puedan acceder a información sensible desde ubicaciones permitidas.