Descripción: Un sensor robusto es un dispositivo diseñado para operar en condiciones ambientales adversas, como temperaturas extremas, humedad, polvo, vibraciones y otros factores que podrían comprometer su funcionamiento. Estos sensores están construidos con materiales y tecnologías que les permiten resistir el desgaste y la corrosión, asegurando su durabilidad y fiabilidad en entornos difíciles. Su diseño incluye características como sellos herméticos, recubrimientos protectores y componentes electrónicos resistentes, lo que les permite seguir funcionando de manera efectiva donde los sensores convencionales podrían fallar. La importancia de los sensores robustos radica en su capacidad para proporcionar datos precisos y continuos en aplicaciones críticas, como la monitorización de infraestructuras, la agricultura de precisión y la gestión de recursos naturales. En el contexto del Internet de las Cosas (IoT), estos sensores son esenciales para la recopilación de datos en tiempo real, lo que permite la toma de decisiones informadas y la optimización de procesos en diversas industrias.