Descripción: Un sistema embebido es un sistema informático diseñado para realizar una función específica dentro de un sistema mecánico o eléctrico más grande. A diferencia de los ordenadores de propósito general, los sistemas embebidos están optimizados para tareas concretas y suelen estar integrados en el hardware que controlan. Estos sistemas pueden incluir microcontroladores, microprocesadores y otros componentes electrónicos que permiten la ejecución de software específico. Su diseño se centra en la eficiencia, la fiabilidad y el bajo consumo de energía, lo que los hace ideales para aplicaciones donde el rendimiento y la respuesta rápida son cruciales. Los sistemas embebidos pueden operar de manera autónoma o estar conectados a redes, lo que les permite comunicarse y compartir datos con otros dispositivos, especialmente en entornos de red como Wi-Fi. Esta capacidad de conectividad ha ampliado enormemente su funcionalidad y aplicación en diversas áreas, desde la automatización del hogar hasta la industria automotriz y la medicina.
Historia: Los sistemas embebidos comenzaron a desarrollarse en la década de 1960, con el uso de microcontroladores en dispositivos como calculadoras y electrodomésticos. A medida que la tecnología avanzaba, estos sistemas se volvieron más sofisticados y se integraron en una variedad de aplicaciones industriales y comerciales. En la década de 1980, la introducción de microprocesadores más potentes y económicos permitió la proliferación de sistemas embebidos en el mercado. Con el auge de Internet y la conectividad, los sistemas embebidos comenzaron a incluir capacidades de red, lo que llevó al desarrollo de dispositivos IoT (Internet de las Cosas) en la década de 2000.
Usos: Los sistemas embebidos se utilizan en una amplia gama de aplicaciones, incluyendo electrodomésticos inteligentes, sistemas de control industrial, automóviles, dispositivos médicos y sistemas de telecomunicaciones. Su capacidad para realizar tareas específicas de manera eficiente los hace ideales para entornos donde se requiere un control preciso y una respuesta rápida. Además, su integración con redes permite la recopilación y el análisis de datos en tiempo real, lo que mejora la funcionalidad y la toma de decisiones.
Ejemplos: Ejemplos de sistemas embebidos incluyen los controladores de temperatura en sistemas de calefacción, los sistemas de navegación GPS en automóviles, los dispositivos de monitoreo de salud como marcapasos, y los electrodomésticos inteligentes que se conectan a redes Wi-Fi para su control remoto.