Descripción: El ‘Software Peligroso’ se refiere a programas maliciosos que engañan a los usuarios haciéndoles creer que son legítimos. Este tipo de software puede incluir virus, troyanos, ransomware y spyware, entre otros. Su principal característica es que se oculta bajo la apariencia de aplicaciones o herramientas útiles, lo que facilita su instalación y ejecución sin el conocimiento del usuario. A menudo, el software peligroso se distribuye a través de correos electrónicos, descargas de sitios web no seguros o incluso a través de aplicaciones aparentemente inofensivas. La relevancia de este tipo de software radica en su capacidad para comprometer la seguridad de los sistemas informáticos, robar información sensible, causar daños a los dispositivos y afectar la privacidad de los usuarios. En un entorno donde la tecnología avanza rápidamente, la conciencia sobre el software peligroso se vuelve crucial para proteger tanto a individuos como a organizaciones de posibles amenazas cibernéticas.
Historia: El concepto de software peligroso ha evolucionado desde los primeros virus informáticos en la década de 1980, como el famoso ‘Brain’ en 1986, que se propagó a través de disquetes. A medida que la tecnología avanzaba, también lo hacían las técnicas de los creadores de malware, dando lugar a variantes más sofisticadas como los troyanos y el ransomware en los años 90 y 2000. La proliferación de Internet facilitó la distribución de software peligroso, lo que llevó a un aumento en la necesidad de soluciones de seguridad y antivirus.
Usos: El software peligroso se utiliza principalmente para robar información personal, como contraseñas y datos bancarios, así como para tomar el control de sistemas informáticos. También puede ser utilizado para extorsionar a las víctimas a través de ransomware, que cifra los archivos de un usuario y exige un rescate para su recuperación. Además, algunos tipos de malware son utilizados para crear redes de bots, que pueden ser empleadas en ataques DDoS.
Ejemplos: Ejemplos de software peligroso incluyen el virus ‘ILOVEYOU’, que causó daños masivos en 2000, y el ransomware ‘WannaCry’, que afectó a miles de organizaciones en 2017. Otro caso notable es el troyano ‘Zeus’, que se utilizó para robar información bancaria de millones de usuarios.
