Tornado

Descripción: Un tornado es una columna de aire que rota rápidamente y está en contacto tanto con la superficie de la tierra como con una nube de cumulonimbus. Este fenómeno natural se caracteriza por su forma de embudo y su capacidad destructiva, siendo uno de los eventos meteorológicos más violentos que se pueden experimentar. Los tornados se forman generalmente en condiciones de tormenta severa, donde se producen fuertes corrientes ascendentes y descendentes en la atmósfera. La velocidad de los vientos en un tornado puede superar los 300 km/h, lo que les permite causar daños devastadores en su trayectoria. La clasificación de los tornados se realiza a través de la escala de Fujita, que evalúa la intensidad del tornado en función de los daños causados. Además de su potencial destructivo, los tornados también son objeto de estudio en meteorología, ya que su formación y comportamiento son indicadores importantes de la dinámica atmosférica. La observación y el análisis de tornados han llevado al desarrollo de tecnologías de predicción y alerta temprana, que son cruciales para la seguridad pública en áreas propensas a estos fenómenos.

Historia: El término ‘tornado’ proviene del español ‘tronada’, que significa ‘tormenta’. Su uso en la lengua inglesa se documenta desde el siglo XVI. A lo largo de la historia, los tornados han sido objeto de estudio desde la antigüedad, aunque su comprensión científica comenzó a desarrollarse en el siglo XIX. En 1887, el meteorólogo estadounidense William Ferrel propuso teorías sobre la formación de tornados, y en 1950, el meteorólogo T. Theodore Fujita desarrolló la escala que lleva su nombre para clasificar la intensidad de los tornados. Eventos significativos, como el tornado de Tri-State en 1925, que recorrió tres estados en EE. UU., ayudaron a aumentar la conciencia sobre la peligrosidad de estos fenómenos.

Usos: Los tornados son fenómenos naturales que, aunque destructivos, son objeto de estudio en meteorología. Se utilizan para entender mejor la dinámica atmosférica y mejorar los sistemas de predicción y alerta temprana. Además, el estudio de tornados ha llevado al desarrollo de tecnologías de radar y modelos computacionales que ayudan a predecir su formación y trayectoria, lo que es vital para la seguridad pública en áreas propensas a estos eventos.

Ejemplos: Un ejemplo notable de tornado es el tornado de Joplin, que ocurrió en 2011 en Missouri, EE. UU., causando la muerte de 158 personas y destruyendo miles de edificios. Otro caso es el tornado de Moore en 1999, que alcanzó una intensidad de EF5 en la escala de Fujita, devastando gran parte de la ciudad y dejando un saldo de 36 muertos.

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