Descripción: La turbina submarina es un dispositivo innovador que convierte la energía cinética de las corrientes submarinas en energía mecánica, siendo una herramienta clave en la generación de energía renovable. Estas turbinas funcionan de manera similar a las turbinas eólicas, pero están diseñadas para operar bajo el agua, aprovechando el movimiento constante de las corrientes marinas. Su diseño incluye palas que giran cuando son impulsadas por el flujo de agua, lo que a su vez activa un generador que produce electricidad. Las turbinas submarinas son especialmente relevantes en el contexto de la sostenibilidad, ya que ofrecen una fuente de energía limpia y renovable, contribuyendo a la reducción de la dependencia de combustibles fósiles y a la mitigación del cambio climático. Además, su instalación en áreas con corrientes fuertes puede generar grandes cantidades de energía, lo que las convierte en una opción atractiva para la producción de electricidad en regiones costeras. A medida que la tecnología avanza, las turbinas submarinas están siendo cada vez más eficientes y accesibles, lo que promete un futuro brillante para su implementación en la matriz energética global.
Historia: La idea de aprovechar la energía de las corrientes marinas comenzó a tomar forma en la década de 1970, aunque los primeros prototipos de turbinas submarinas se desarrollaron en la década de 1990. En 2006, se instaló la primera turbina submarina comercial en el Reino Unido, marcando un hito en la historia de esta tecnología. Desde entonces, varios países han invertido en investigación y desarrollo para mejorar la eficiencia y la viabilidad económica de estas turbinas.
Usos: Las turbinas submarinas se utilizan principalmente para la generación de electricidad en áreas costeras y en alta mar. También se están explorando aplicaciones en la desalinización de agua y en la alimentación de instalaciones submarinas, como plataformas de investigación y acuicultura.
Ejemplos: Un ejemplo notable es la turbina ‘SeaGen’, instalada en Irlanda del Norte, que ha demostrado la viabilidad de la energía de las corrientes marinas. Otro caso es el proyecto ‘MCT’ en Escocia, que ha desarrollado varias turbinas submarinas para aprovechar las corrientes del estrecho de Pentland.