Variables Ocultas

Descripción: Las variables ocultas son constructos teóricos que buscan proporcionar una explicación más completa de los fenómenos cuánticos al introducir parámetros adicionales que no se consideran en la mecánica cuántica estándar. En la mecánica cuántica, los sistemas se describen mediante funciones de onda que encapsulan toda la información sobre el estado del sistema. Sin embargo, estas funciones de onda no siempre ofrecen una imagen intuitiva de la realidad subyacente. Las variables ocultas intentan abordar esta limitación al sugerir que existen factores adicionales, no observables directamente, que determinan el comportamiento de las partículas a nivel cuántico. Este enfoque busca restaurar un sentido de determinismo en la mecánica cuántica, que a menudo se percibe como inherentemente probabilística. Las teorías de variables ocultas pueden clasificarse en dos categorías principales: las variables ocultas locales, que mantienen el principio de localidad, y las variables ocultas no locales, que permiten interacciones instantáneas entre partículas separadas. La relevancia de las variables ocultas radica en su capacidad para ofrecer una alternativa a la interpretación estándar de la mecánica cuántica, desafiando la noción de que la naturaleza es fundamentalmente aleatoria y sugiriendo que hay un orden subyacente que aún no comprendemos completamente.

Historia: El concepto de variables ocultas se remonta a las primeras discusiones sobre la interpretación de la mecánica cuántica en el siglo XX. Uno de los hitos más significativos fue el trabajo de Albert Einstein, quien, en 1935, junto con Boris Podolsky y Nathan Rosen, publicó el famoso artículo que planteaba la ‘paradoja EPR’. Este artículo cuestionaba la interpretación de Copenhague de la mecánica cuántica y sugería que debía existir alguna variable oculta que explicara la correlación instantánea entre partículas entrelazadas. A lo largo de las décadas, varios físicos, como David Bohm, desarrollaron teorías de variables ocultas, proponiendo modelos que intentaban reconciliar la mecánica cuántica con un determinismo más clásico. Sin embargo, el teorema de Bell, formulado por John Bell en 1964, demostró que las variables ocultas locales no podían explicar todos los resultados experimentales de la mecánica cuántica, lo que llevó a un debate continuo sobre la naturaleza de la realidad cuántica.

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