Descripción: La virtualización distribuida es un enfoque de virtualización que permite agrupar recursos de múltiples máquinas físicas para crear un entorno virtual cohesivo. Este método se basa en la idea de que los recursos de computación, almacenamiento y red pueden ser gestionados de manera centralizada, a pesar de estar dispersos en diferentes ubicaciones físicas. La virtualización distribuida permite a las organizaciones optimizar el uso de sus recursos, mejorar la escalabilidad y facilitar la gestión de cargas de trabajo. Al abstraer el hardware subyacente, los administradores pueden implementar y mover máquinas virtuales de manera más eficiente, lo que resulta en una mayor flexibilidad y agilidad en la infraestructura de TI. Además, este enfoque puede contribuir a la reducción de costos operativos, ya que permite un uso más eficiente de los recursos existentes y minimiza la necesidad de hardware adicional. En un entorno de virtualización distribuida, las tecnologías de gestión de virtualización, como las plataformas de hipervisor, juegan un papel crucial, permitiendo la orquestación y el monitoreo de las máquinas virtuales y sus recursos asociados. Este tipo de virtualización es especialmente relevante en el contexto de la computación en la nube, donde los recursos pueden ser provisionados y escalados dinámicamente según las necesidades del usuario.
Historia: La virtualización distribuida comenzó a tomar forma en la década de 1990 con el desarrollo de tecnologías de virtualización como VMware. Sin embargo, fue en la década de 2000 cuando se consolidó su uso en entornos empresariales, impulsada por la necesidad de optimizar recursos y reducir costos. La evolución de la computación en la nube en la última década ha llevado a un aumento significativo en la adopción de la virtualización distribuida, permitiendo a las empresas escalar sus operaciones de manera más eficiente.
Usos: La virtualización distribuida se utiliza principalmente en entornos de nube y centros de datos para mejorar la eficiencia operativa. Permite a las organizaciones gestionar múltiples recursos de hardware como si fueran un solo sistema, facilitando la implementación de aplicaciones y servicios. También se utiliza para la recuperación ante desastres, ya que permite la replicación de máquinas virtuales en diferentes ubicaciones físicas.
Ejemplos: Un ejemplo de virtualización distribuida es el uso de plataformas de hipervisor en un centro de datos, donde múltiples servidores físicos se agrupan para crear un entorno virtualizado que puede escalar según las necesidades. Otro ejemplo es el uso de servicios de computación en la nube que permiten a los usuarios aprovisionar recursos de computación de manera dinámica en una infraestructura distribuida.